La historia de un deseo imposible
El 6 de Agosto de 1945 Estados Unidos hizo estallar dos bombas atómicas sobre población civil en Japón. A menos de dos kilómetros de distancia de una de las detonaciones, cerca del puente Misasa ( Hiroshima), vivía Sadako Sasaki, una pequeña niña de tan sólo dos años, ajena a todo lo que aquello iba a significar en su vida.
Nueve años después de aquello, cuando Sadako ya había cumplido once años, empezó a sentirse mal una mañana mientras corría por el campo. De inmediato fue llevada al hospital donde la diagnosticaron Leucemia. Muchos miles de personas desarrollaron esta enfermedad tras estar expuestos a la radiación de la bomba atómica. Cuando se enteró de esto Chizuko Hamamoto, una buena amiga de Sadako, le habló de una antigua leyenda japonesa conocida como Senbarazu o la leyenda de las mil grullas de origami ( papel). Según esta leyenda la grulla le concederá un deseo a todo aquel que sea capaz de hacer mil grullas de papel.
Chizuko Hamamoto hizo la primera grulla en papel dorado y se la entregó a Sadako para que ella continuara con las restantes novecientas noventa y nueve.
Sadako estando ingresada en el hospital utilizaba cualquier papel que encontraba para hacer una grulla. Cuando no encontraba papel quitaba las etiquetas de los medicamentos para poder hacer grullas de origami con ellas. Pacientemente continuó con esta labor durante los once meses que permaneció internada en el hospital. Ni un sólo día de los que estuvo ingresada dejó de aprovechar la mínima oportunidad para continuar con su meta.
La pequeña Sadako murió el 25 de octubre de 1955. Llevaba hechas 644 grullas de papel
Tras su muerte fueron sus familiares y compañeros de escuela los que acabaron las grullas que ella no pudo completar. También gracias a la iniciativa de sus compañeros y familiares y a la repercusión que tuvo esta historia más allá de las fonteras de Japón, poco tiempo después en 1958 se construyó un monumento en honor a Sadako. La estatua fue construída en el Parque De La Paz de Hiroshima y representa a Sadako sosteniendo entre sus brazos la primera grulla dorada que le regaló su amiga.
¿Cuál fue el deseo que había pedido Sadako? Ella pensaba que no sería justo pedir la curación sólo para ella. Su deseo era que el esfuerzo que iba a hacer sirviera para traer la paz y la curación a todas las víctimas del mundo. Tal vez fue una petición demasiado ambiciosa como para que el destinio la permitiera hacerla realidad.